Cada vez nos bombardean antes con la Navidad. Los supermercados repletos de mantecados, turrones y hasta roscón de reyes. Tenemos que armarnos de voluntad para no estar picoteando un mes antes con estos productos tan sanos.
Si a esto sumamos las celebraciones con los amigos, cenas de empresa que pueden empezar a mediados de noviembre, Noche Buena, Noche Vieja y Reyes. Todas reuniones con menús hipercalóricos y acompañados de exceso de alcohol que pueden llegar al límite del empacho.
Las consecuencias…
Los efectos inmediatos de estas comilonas no se hacen esperar en forma de digestiones pesadas, distensión abdominal, gases, ardores, náuseas o malestar, insomnio. Comer sin freno durante días incrementarán nuestros niveles de colesterol y triglicéridos además de un aumento de hasta 3 kilos de peso de los cuales no dejaremos. En definitiva, el descontrol en la dieta de las fiestas nos puede acarrear alteraciones metabólicas que aumenten el riesgo cardiovascular y también seamos candidatos a padecer diabetes tipo 2.
Os aconsejamos…
Comer y beber con moderación intentando escoger la comida más saludable del menú, ensalada, verduras, carnes magras, pescado, huevo y evitando fritos y rebozados.
Con respecto a la bebida si no te resistes a beber escoge mejor vino e intercálalo con agua porque a la vez que se bebe menos alcohol la resaca del día siguiente será menor.
Os deseamos que disfrutéis de las celebraciones y fiestas en la buena compañía de amigos y familia.